Mi experiencia es que, con los niños, lo que funciona es el respeto. Dejar claro cual es el espacio propio y cual el compartido, dónde puedes hacer lo que te de la gana, y dónde tienes que pedir permiso, esperar tu turno, tener en cuenta que hay pocos recursos y que se comparten entre todos.
El dibujo de la imagen es de una niña de 5 años. Llegó por primera vez al taller y no había traído materiales de pintura. Le sugerí que se fuera a la zona del barro, donde el material era de todos, pero ella no se atrevía y una compañera se hizo cargo de la situación y decidió compartir sus pinturas con ella. No tuvieron problemas, esperaban su turno si querían utilizar un color que no estaba disponible en ese momento, tenían cuidado de no molestarse con los codos una a la otra, e hicieron lo que les dio la gana en el papel.
El modelo sirvió de ejemplo. Cada uno había llevado ese día materiales diferentes para pintar, y bajo la regla de que podían usar el material del compañero sólo si este les daba permiso y siempre que él no lo necesitara, todos estuvieron dispuestos a ceder sus materiales a aquél que se los pedía.
El resultado fue que surgieron creaciones pictóricas de técnicas mixtas, que se mezcló la pintura y el barro, que nacieron instalaciones usando el papel como escultura en lugar de como soporte...en fin, me dejaron sin palabras.
Cuando la artista que hizo el dibujo lo terminó, vino a decirme que quería utilizar el barro.
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