Que el juego no termine



La primera vez que entré aquí, aproveché un descuido para perderme por el primer hueco de escalera que encontré. Parecía un laberinto abandonado, laboratorios sin ácidos, sólo la luz del mediodía aparecía detrás de cada puerta que atravesaba. Cuando quise volver atrás ya no encontré a nadie. Quise perderme tanto que parecía que ni siquiera estaba yo...menos mal que llevaba el móvil. Gracias a Igor me rescataron.

Hoy estoy de vuelta y espero que no desaparezca, porque no sabía que fuera tan grande.

Vídeo: Muerdo.