Hablar por los codos




Hay personas que no pueden hacer uso del sentido de la vista para percibir, o de las palabras para comunicarse. Impresiona saber que algunas de ellas utilizan símbolos a los que señalan con lo que pueden, las manos, las pupilas, los pies,...y, ese es su lenguaje.

Preparan sus "palabras" antes de salir de casa, junto a la merienda. Y tienen que estar muy despiertos, porque los símbolos que no lleven encima, no los podrán decir.

Eso les obliga a pensar en qué es lo más importante que necesitarán decir y que por nada del mundo deberían olvidar. Anticipar la comida que querrán elegir en el restaurante, lo que le preguntarán a la taquillera del metro,...

Me imagino que "hablar" de filosofía, del universo, del amor,..., serán placeres inexplicables, por el suplicio que supondría seleccionar todos los conceptos en forma de iconos para llevarlos disponibles en la mochila. Pocos tienen la suerte de tener una máquina como la de Stephen Hockins que hable por ellos. Sería una relación con el mundo como la que tienen los turistas que señalan en el mapa donde quieren ir para que tú les indiques, pero permanente y con enormes lagunas en el plano.

Muchos de ellos viven en una institución, en las afueras de las ciudades, sin quedar contigo a tomarse una caña, sin bajar a comprar el pan, sin insultar al presidente, sin criticar la Ley Sinde,...si no existe como posibilidad en la cabeza de la mayoría, no existen.